jueves, 19 de noviembre de 2020

En el aire.

Y es que estoy en ese aire,

Que te envuelve, que me contiene,
Me respiras, te abrazo, te poseo...

Ese camino sigo,
Esa ruta, por instinto.


19 noviembre 2020

jueves, 22 de octubre de 2020

 DISCURSO POR RADIO PRONUNCIADO DESDE EL PALACIO DE BUCKINGHAM A TODA LA NACION, TRAS LA DECLARACIÓN DE GUERRA DE GRAN BRETAÑA A LA ALEMANIA NAZI, POR SU INVASION A POLONIA

Jorge VI de Inglaterra [1]
[3 de septiembre de 1939]

En esta hora difícil, quizá la mas fatídica de nuestra historia, quiero hacer llegar a los hogares de todos mis súbditos, tanto en la patria como en ultramar, este mensaje que les expreso a todos con la misma emoción profunda que si cruzara su puerta y les hablara personalmente a cada uno.
Por segunda vez en la vida de la mayoría de nosotros estamos en guerra. Una y otra vez hemos tratado de encontrar una salida pacífica de las diferencias, entre nosotros y los que ahora son nuestros enemigos. Pero ha sido en vano. Nos han forzado a un conflicto. Hemos sido llamados, con nuestros aliados, para afrontar el desafío de un principio que, si tuviera que prevalecer, sería fatal para cualquier orden civilizado en el mundo.
Es el principio que permite a un Estado, la búsqueda egoísta del poder; el hacer caso omiso de los tratados y sus solemnes promesas y que consiente el uso de la fuerza o la amenaza de la fuerza, contra la soberanía y la independencia de otros estados.
Este principio, despojado de su mascara, es sin duda la simple doctrina primitiva que dice que la fuerza es el derecho, y si llegara a instaurarse en todo el mundo, la libertad de nuestro propio país y de la totalidad del Commonweal de Naciones estaría en peligro. Pero mucho más que esto - los pueblos del mundo serían sostenidos en la esclavitud del miedo, y todas las esperanzas de paz que nos formáramos y de seguridad de la justicia y la libertad entre las naciones estarían acabados.
Esta es la última cuestión que nos enfrenta. Por todo el bien de lo que nos es querido, y del orden y la paz mundial, es impensable que nosotros nos neguemos a cumplir este desafío.
Es por este alto objetivo que ahora llamo a mi pueblo en sus hogares y a los que están en ultramar mares, para que hagan propia nuestra causa. Les pido que se mantengan firmes, en calma y unidos en este tiempo de prueba. La tarea será difícil.
Pueden haber días oscuros por delante, y la guerra ya no se limitará al campo de batalla. Pero sólo podemos hacer lo correcto, como vemos lo justo, y con reverencia comprometer nuestra causa a Dios.
Si todos y cada uno nos mantenemos firmemente fiel a ella, listos para cualquier servicio o sacrificio que se pueda exigir, entonces, con la ayuda de Dios, prevaleceremos.
Que Él nos bendiga y nos guarde a todos.
JORGE VI DE INGLATERRA

[1] Este famoso discurso y las circunstancias que rodearon la personalidad del Rey Jorge VI (padre de Isabel II), han inspirado la novela que ha sido llevada al cine, en la película “El Discurso del Rey”. Segundo, en la sucesión al trono llega a ser rey, luego que su hermano Eduardo VIII abdicara para casarse con una plebeya. Este, por su parte, arrastra desde su infancia serios problemas de dicción que conoce su pueblo. Sin embargo, la encrucijada histórica lo coloca ante una Europa amenazada por Hitler en los albores de la Segunda Guerra Mundial, y en la necesidad de superar sus miedos y su tartamudez en esos momentos difíciles, para trasmitir unidad y tranquilidad a los ingleses que  lo necesitan.  “El discurso del rey” es el que tiene que transmitir por radio al pueblo en 1939 para pedir unidad frente al peligro nazi y que ahora publicamos.

jueves, 12 de marzo de 2020

Libros prohibidos.

Prohibid los libros y los leerán por rebeldía.
Los libros hacen mucho daño, no deben andar sueltos por ahí,  pueden caer en manos peligrosas.
Ustedes no tienen idea de daño que puede hacer la filosofía.
#HaOcultarLibros

viernes, 6 de marzo de 2020

CREDENDA. Og Mandino.

"Aléjate de la muchedumbre y de su afán infructuoso de fama y oro. Nunca vuelvas atrás la vista, una vez que hayas cerrado tu puerta al deplorable tumulto de la codicia y la ambición.
Enjúgate las lágrimas del fracaso y el infortunio. Pon a un lado tu onerosa carga y descansa hasta que tu corazón haya recuperado la calma. Consérvate en paz. Es ya más tarde de lo que lo piensas, pues tu vida terrena, en el mejor de casos, no es más que un parpadeo entre dos eternidades.
Desecha todo aquello que temes y aprecia con orgullo esas victorias. Concentra tu energía. Estar en todas partes es tanto como no estar en ninguna. Sé celoso de tu tiempo, porque es tu mayor tesoro.
Recapacita sobre tus metas. Antes de permitir que tu corazón se aficione demasiado a algo, examina la felicidad de que gozan los que ya tienen lo que tú deseas.
Ama a tu familia y ten muy presente tu ventura. Piensa con cuanto afán la buscarías si no la poseyeras.
Haz a un lado tus sueños imposibles y lleva a cabo la tarea que tienes a tu alcance, por desagradable que sea. Todos los grandes éxitos resultan de trabajar y saber esperar. Sé paciente. Los retrasos de Dios no son negativas. Espera. Mantente firme. Ten presente que tu tesorero siempre está cerca.
Lo que siembres, bueno o malo, eso será lo que coseches. Nunca culpes a los demás por tu situación. Eres lo que eres por decisión tuya; eso es todo.
Aprende a vivir en una pobreza honrada, si así debe ser, y ocúpate en cosas más importantes que en llevarte oro a la tumba.
Nada de hacer concesiones a la dificultad. La ansiedad es la herrumbre de la vida y cuando agregas las cargas de mañana a las de hoy, su peso resulta intolerable.
Aléjate de la compañía del quejumbroso y da más bien gracias por tus derrotas. No las sufrirías si no las necesitaras. Aprende siempre de los demás. El que se enseña a si mismo, tiene por maestro a un necio.
Sé cuidadoso. No graves tu conciencia. Lleva tu vida como si tuvieras que pasarla en una palestra llena de gente chismosa. Evita la fanfarronería. Si ves en ti algo que te hincha de orgullo, obsérvate más de cerca y encontrarás materia más que suficiente para humillarte.
Sé sensato. Date cuenta de que no todos los hombres han sido creados iguales, porque no hay igualdad en la naturaleza. Sin embargo, jamás ha nacido un hombre cuyo trabajo no haya nacido con él.
Trabaja cada día como si fuera el primero, pero trata con ternura las vidas que tocas, como si todas debieran acabarse a medianoche. Ama a todos, incluso a los que te repudian; el odio es un lujo que no puedes permitirte. Busca a los menesterosos. Aprende que el que da con una mano recogerá siempre con las dos.
Consérvate en buen estado de ánimo. Por encima de todo recuerda que se necesita muy poco para llevar una vida feliz. Mira hacia arriba. Camina siempre adelante. Aférrate a Dios con sencillez y recorre en silencio tu sendero hacia la eternidad, con caridad y con una sonrisa."

Og Mandino.